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Consumo responsable y educación financiera

Fernando Sánchez.Value Kids

Ahorrar implica no consumir en el presente. Tendremos por tanto que ser más conscientes de en qué y cómo consumimos. Para ello deberemos conocernos mejor a nosotros mismos, diferenciar entre necesidades y deseos y adquirir unos buenos hábitos de consumo.

Consumo responsable y educación financiera

Si le preguntásemos a cualquier padre qué es lo que desearía para sus hijos estoy convencido de que las dos primeras respuestas mayoritarias que daríamos serían que la salud les acompañe y que sean felices. Y si pudiésemos ahondar más en qué consistiría esa felicidad, seguramente responderíamos que pudiesen cumplir sus sueños. Cuando en nuestros talleres preguntamos a los chicos de bachillerato cuáles son sus sueños, nos suelen responder que viajar con los amigos, ser independientes (vivir solos), montar una empresa, ayudar en un proyecto solidario, etc.

Como padres, nos esforzamos en transmitirles unos valores y darles la mejor educación académica. Deseamos que el día de mañana puedan tener una buena profesión que les permita realizarse como personas y tener unos ingresos suficientes para que puedan cumplir sus sueños.

Como adultos, sabemos muy bien que seguramente tengan que sostener una familia o prever sus jubilaciones. Sabemos también que van a necesitar ahorrar para poder llevar a cabo este plan. Ahorrar no es otra cosa que no gastar en el presente para hacerlo en el futuro. Y, para conseguirlo, tenemos que consumir de la mejor forma posible.

A nuestros hijos les damos estudios para que ganen dinero pero, en la mayoría de los casos, no nos preocupamos demasiado de enseñarles a gestionarlo adecuadamente. Tal vez, seguramente, porque nosotros tampoco sepamos cómo hacerlo. Por eso es tan necesaria la educación financiera.

 

Significado de consumo responsable

Oímos hablar muchas veces de consumo responsable. Este concepto nos llega con diferentes significados dependiendo del contexto o la fuente. Puede referirse a consumo de bienes o servicios que favorezcan la conservación del medio ambiente (consumo sostenible), la igualdad social o el bienestar de los trabajadores (consumo socialmente responsable y justo). Si atendemos a las definiciones que nos propone la RAE para estas dos palabras, el consumo responsable sería la utilización de bienes para satisfacer necesidades o deseos (consumo) poniendo cuidado y atención en este proceso de decisión (responsable). A continuación me referiré a esta última acepción, aunque evidentemente hay una conexión entre todas las anteriores.

La clave está aquí, por tanto, en ser conscientes de lo que signifique para nosotros necesidad y deseo. Está claro que comer es una necesidad. Pero no es lo mismo comer jamón ibérico de bellota que arroz con pollo. Lo mismo es aplicable a la vivienda. Es algo necesario, pero no es lo mismo vivir en una finca con vigilancia 24h que en otra con portero automático. ¿A quién no le gustaría vivir en un palacio?

 El consumo responsable (Pablo. M. Ramírez)

Nos tenemos que conocer mejor a nosotros mismos

Para consumir de forma responsable tendremos que fijar objetivos de ahorro y establecer, en consecuencia, prioridades en nuestra estructura de gasto. Tendremos que consumir de forma consciente. Pero esto no es fácil. Es necesario conocernos mejor a nosotros mismos. Sería conveniente aprender cómo funciona nuestra mente y por qué muchas veces somos tan “irracionales”. ¿Cuántas veces nos hemos comprado algo sin necesitarlo simplemente porque “estaba de moda”? Este tipo de comportamiento se explica como un sesgo cognitivo que se conoce como efecto arrastre. Los sesgos son tendencias y comportamientos inconscientes que nos condicionan al intentar analizar la realidad. Y hay identificados una multitud de ellos. Otro sesgo, por ejemplo, es la búsqueda de la recompensa inmediata frente a la que obtendríamos a largo plazo que hace que nos gastemos todo ahora y nos sea tan complicado ahorrar.

Es bueno recordar aquí que algunos de los últimos premios Nobel de economía han recaído sobre economistas o psicólogos que intentan explicar esta economía conductual o del comportamiento (D. Kahneman, 2002 y R. Thaler, 2017) y cuya lectura recomiendo.

Estamos expuestos constantemente a una publicidad que usa normalmente técnicas y estrategias sofisticadas basadas en la neurociencia. Pretenden casi siempre condicionar nuestro comportamiento para que adquiramos bienes o servicios que seguramente no necesitemos.

Ahorramos desde pequeños (Pablo. M. Ramírez)

Cómo consumir de forma responsable

La clave para vencer en este ambiente hostil está en intentar adquirir unos hábitos adecuados. Una vez interiorizados va a ser más difícil que caigamos en las redes tendidas por los expertos del marketing y en las trampas de nuestros sesgos. Buenos hábitos de consumo son, por ejemplo, ir con una lista de la compra al supermercado y ajustarnos a ella, hacer una lista de la ropa que necesitemos y esperar a las rebajas para comprarla, usar un buen termostato para programar una correcta temperatura de la casa, etc.

Consumir de forma responsable supone también manejar más de un presupuesto para comparar cuando compremos algo. O revisar los contratos de suministros recurrentes (suministros, seguros, etc.), al menos una vez al año.

Lo dicho hasta ahora aplica en el corto plazo fundamentalmente. Pero no debemos bajar la guardia en el medio y largo plazo. Si tenemos la suerte de haber tenido mejores remuneraciones por nuestro trabajo a lo largo de nuestra vida seguramente nos hayamos dado cuenta de que nuestros gastos han aumentado en la misma proporción. Lo justificamos porque “nos lo merecemos y nos lo podemos permitir”. Este efecto lo describió C. Northcote Parkinson en su segunda ley fundamental: Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos.

Cuando consumimos de forma responsable y consciente, nos damos cuenta de que no va a ser necesario endeudarnos para cubrir nuestros gastos corrientes porque seguramente disponemos de ahorros suficientes. Y si quisiéramos invertir, por ejemplo, en nuestra formación o en nuestra vivienda habitual deberíamos conocer bien las condiciones a las que vamos a estar “sometidos” durante muchos años y comparar bien entre las diferentes ofertas y alternativas que nos ofrece el mercado.PMR hombre cerdito feliz

Educación financiera para todos

Si queremos que nuestros hijos aprendan a manejar bien sus finanzas personales deberemos empezar por nosotros mismos. Tendremos que formarnos primero para formarles a ellos después. Por eso la educación financiera es para todos, adultos y jóvenes. Y cuanto más jóvenes empiecen, mejor. Los buenos hábitos de consumo responsable debemos ponerlos en práctica todos los días en familia y no debemos olvidar hablar regularmente de ellos cuando estemos juntos.


Una iniciativa de…
Value Kids es una iniciativa de Value School que siente la necesidad de inculcar y reforzar en nuestros jóvenes hábitos financieros saludables y de consumo responsable
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